El
viernes, 10 de septiembre del 2010, recorrimos el viejo San Juan junto al
Fideicomiso de conservación en donde conversamos acerca de las áreas rurales de
San Juan, de la historia que hay dentro y sobre la gran flora y fauna que se
encuentra actualmente.
¿Qué
fue lo más que me impactó del recorrido?
Durante
el recorrido por el viejo San Juan realmente no hubo nada que me “impactase”
tanto como para redactarlo. Si encontré un sinnúmero de cosas extremadamente
interesantes que me encantaron como la historia de las rogativas que era cuando
los ingleses vinieron a atacar a Puerto Rico y unas mujeres que llevaban
antorchas junto con el obispo recorrieron las calles, rezando por su salvación.
Al caer la noche, las mujeres salieron arropando las calles de San Juan, y al
los ingleses ver esto, creyeron que estaban bajo ataque, así que se marcharon.
Tal
vez esa historia suene un poco simple, pero a mi realmente me llenó de mucha
curiosidad y tal vez de orgullo al imaginar dentro de mi mente esa unión entre
las mujeres.
Reflexión:
De todas las cosas que observamos en los documentales “Ojo Isla” y “Luz”, ¿Cómo
yo estoy contribuyendo a que eso ocurra? Y, ¿qué hacemos a favor? ¿Cómo nos
podemos envolver más en ayudar?
Además
del recorrido, observamos dos tipos de documentales: uno titulado “Ojo Isla”
que era acerca de las bellezas que tenemos en Puerto Rico junto con su riqueza
en fauna. Y el segundo era sobre las bahías bioluminiscentes.
En
mi opinión, no estoy contribuyendo al ambiente cuando veo a alguien que le hace
daño (ya sea, por poner un ejemplo: cuando alguien tira basura al suelo) y no
le notifico sobre la situación y sus posibilidades.
En
la manera que yo si contribuyo con el ambiente, además del trabajo que se
realiza en la escuela, es través de las niñas escuchas donde si se hacen
actividades que protejan y contribuyan al ambiente, ya sea limpiando una playa,
sembrando, etc. Otra manera es el reciclaje que fue introducido dentro de mi
hogar hace un año, el cual se mantiene en práctica hasta el día de hoy.
Desde
pequeña siempre he tenido el pensamiento de que la mejor manera de unirse y
apoyar las ideas es comunicándole a los demás las situaciones de una manera
correcta. Al menos, en mi caso, esto funcionó.
Escribir
un cuento o leyenda:
Debe
tener algunos de los animales que vimos hoy, pero debe conllevar una acción.
Mantas del Azar
Gurr, gurr.
Era como un amor a primera vista. Quedé emprendido en sus rigurosas
pausas. Hipnotizado por el calor que me atraía, esmerado en conocer más sobre
lo que había detrás de sus canicas de oro que se movían de lado a lado, en
busca de el que le robara su corazón.
En el comienzo logré sentirme mal; un fauno sin esperanza en el nuevo
atardecer. Quería desaparecer cuando el más varón de todos extendió su brazo
para un saludo formal.
Era decepción.
Al menos eso llegue a pensar, pero no entendía el porque me sorprendía
de mis propias sospechas desde que impregné mi mirada en su yugular tierna y,
de momento, larga.
Observaba con terror mientras el más varón le coqueteaba danzando en
piruetas cubiertas de seducción. Temía que al ella observar las plumas del
varón acariciar el viento mientras se volteaba, fuese a quedar completamente
inconsciente. Pero, para mi sorpresa, su fijada cambió hacia mí.
¿Yo? ¿Él más callado de todos los que la aclamaban? Yo, que me
encontraba posado en una esquina; no murmuraba, ni me quejaba en voz alta. ¿Por
qué ella se fijaba en mí? Sin embargo, mientras pensaba en las miles razones
por las cuales ella no debería aceptarme, su mirada continuaba inspeccionando
cada sentido de mi exterior. Sus duros labios se sonrieron. Y sin pedir
excusas, y sin desarrollar tan sólo una palabra, se acercó—con un salto el cual
la llevo al otro lado del árbol rojo conocido por el árbol del turista por los
extraterrestres que balseaban por el cemento. Susurraban que era por su color y
porque se pelaba (el cual yo encontraba ridículo).
También encontraba ridículo el hecho de que mientras la dama intentaba
que yo me fijara en ella, yo me quedaba estable. Ningún movimiento quería
articular mi cerebro.
…No sé si era la sorpresa de este gran hecho en donde el más varón cesó
su danza de inmediato al caer dentro de la decepción de que la dama no lo había
escogido como su dueño. O si simplemente estaba sorprendido por el hecho de que
ella era la que ahora danzaba mientras, yo, dentro de mi alma ya la había
aceptado como mi legítima esposa. Como mi gran paloma.