Monday, April 8, 2019

En la oscuridad no me defino

pasa que ya no lloro,
que un latido es más consciente, más alarmado,
que las noches son presentes,
no como cuando en mis sueños paso.
¿qué pasa que ya no me emociono?
desvivirse es solo un recuerdo,
aspirar es solo eso.
me vuelvo parte de la pared, de la silla, de la cama.
mi existencia se funde,
mientras encuentro un sentido,
a,
una,
sola,
vida,
que me ve pasar, en silencio.
no soy nadie importante,
solo cuando me reconocen,
porque no conocen mi nombre,
pero tengo uno,
y no me iré pronto.

Wednesday, April 3, 2019

Carta de desahogo de una madre estudiante (no te lo tomes tan en serio)


De yo, a yo, y el que quiera leerme:

Podría comenzar mi argumento o queja tirando palabras soeces y maldiciendo cada una de las situaciones que se me han presentado para desviarme de mi meta. Y si, podría “auto atacarme” por mi defectuosa habilidad de sobrepasar muchas de ellas, porque después de todo, el punto de este escrito es desahogarme.

Comencemos con (valga la redundancia) el comienzo: soy madre y soy estudiante. Me independicé por elección, me embaracé por elección, porque los niños no salen de matas de plátano, y de eso nadie tiene culpa, lo reconozco, pero quiero reconocer también que entre la frustración de asimilar mi realidad, me encuentro muchas veces con un sinnúmero de situaciones defectuosas que limitan mi progreso y me atrasan, encima creándome mayor ansiedad de la que ya llevo por condición humana.

Estudiar dentro de instituto No Mencionado pero probablemente acertado, ha sido un rompecabezas de infinitas piezas desde el comienzo, porque previo a mi embarazo, todos son excusas y vueltas para realizar tareas tan simples. Recuerdo que el semestre luego del fallecimiento de mi abuela fue bien cuesta arriba y mi progreso académico se vio altamente afectado por una depresión consecuente que terminó conmigo abandonando mis estudios e independizándome. Post-embarazo, decido retomar mis estudios porque realmente nunca los quise dejar, simplemente quería tomarme un tiempo en lo que me reencontraba en el mundo, y eventualmente, así surgió, dejando medicamentos y adquiriendo más horas de sueño.

Pero todo era un peo. Si, así mismo lo voy a describir. Ahora mi enfoque, aunque eran terminar mis estudios, era mi vida personal con mi hija quien se encontraba en un declive, mientras balanceaba dos trabajos, el poco tiempo que podía estar con ella y la Universidad, que encontraba demasiado exigente, pre-María, durante María y post-María. Era yo o los profesores que me asignaban parecían no tener piedad, actuando como si lo único que uno hiciera en la vida era estudiar. Eso es uno de los problemas: la cantidad de exigencias y materiales que quieren que uno aprenda (muchos de ellos pretenden que nosotros sepamos todo lo que ellos saben con un doctorado, en cuatro meses de estudio). Encima de eso, cada semestre me pasaba una situación diferente. Me enfermaba, me asaltaron, etc. Nuevamente, de nadie esto tiene culpa. Pero, ¿saben lo vergonzoso que es tratar de explicarle una situación a tu profesor tratando de no sonar como una paquetera, afrentando situaciones reales y que a fin de cuentas no le importara?

 Paquetera = mentirosa compulsiva, embustera, creadora de cuentos irreales o fantasías.

Créanme, hasta yo mismo dudaba de mis situaciones y trataba de defender el hecho de que una persona no podría estar tan salada. Pero, esa era yo. Creada en un envase del mar, adobada con todas las sales del pasillo de un supermercado. Sin contar que la modernización, o el intento fallido del mismo, en vez de servir de ayuda, muchas veces surgía como parte de un atraso masivo. Mucho de esto se reflejó más aun cuando María nos sopló más que un vientito de Rosa de Guadalupe. Ahí sí que se pusieron los huevos a peseta: sin sistema, sin luz, con calor, con prisa, con mucha información.

Tener que esperar ciertas fechas para seleccionar tus cursos y que no enviaran recordatorios. El calendario: tienes que ir tu a la pagina oficial de la institución, bajarlo y rogar que no se te olvide. La selección de cursos, días asignados, si te pasas del día, no puedes hacer más que esperar. Haces matricula, tienes que confirmarla, por internet, sino te quitan los cursos. Las clases: SI LOGRAS CONSEGUIR ALGO. He tenido amistades que tienen que atrasar su graduación un semestre por una clase porque no consiguieron espacio. ¿Qué? A mi me parece completamente absurdo.

Una vez realizas tu selección, tienes que ir la pagina a pagar por internet y si no tienes tarjeta de crédito o Paypal tienes que ir a un oficina, a conseguir un papel, e ir a otra para pagar e ir a otra si quieres copia oficial de tu programa. Al menos antes te lo enviaban por correo. Aunque podemos entender, guardar papel, salvar papel, claro. Si no fuera que necesitaras tu programa para todo cuando no encontraras tu tarjeta de identificación y para tu disponibilidad en el trabajo.

Logras hacer todo, has diez vueltas y cuando estas a punto de terminar: hora de almuerzo. Eso se respeta, pero sabes que tienes que estar dos horas más ahí metido para que una vez abran la puerta, o termines tú de tomar tu receso de alimentos, la fila que habrá no será de menos de quince minutos. Y no cuento asistencia económica, ni veteranos, ni solicitudes de cualquier tipo, filas de admisión, entre otras.

Si tienes alguna duda por teléfono, olvídalo. Avanzas mas yendo directamente al instituto y haciendo una fila. Si tienes la mala suerte, como me paso a mí, de que me hayan registrado en la clase equivocada, porque si no consigues cursos, tienes que ir departamento por departamento a buscar tus clases, tienes que ir otra vez departamento por departamento a arreglar tus cursos, porque muchas veces, los empleados están tan ocupados o hastiados de ver tanta gente, que no pueden acceder a las páginas necesarias para poder ayudarte. He tenido mis semestres en donde agraciadamente, el Ángel de Secretaria de mi departamento se pone a hacer veinte mil llamadas con tal de que no de la vuelta.

Si los departamentos estuvieran uno al lado del otro, bien, pero el cardio del día lo haces en este momento. A veces llegas y te encuentras con una lista de espera de cursos que sobrepasa las dos páginas. Sigo sin entender como es posible, pero es posible.

Ya tienes estrés y aun no has entrado ni comenzado tu primer día. Entre la emoción de los colores de las libretitas, selección de bolígrafos y bultos, tras viene una lista en donde los profesores te anticipan que tienes que ajustarte los pantalones para que el semestre no te coja nalga-afuera­. Personalmente yo no puedo tomar mas de cuatro clases, porque no tengo la capacidad de manejar mis responsabilidades fuera del campus, y mezclarlas a mis estudios lo suficiente para tomarme un día de estudio, o llegar a casa y hacer mis cosas. Hay que cocinar, ir a la escuela, recoger, lavar ropa, preparar todo, acostar para cuando Morfeo lo tenga amarradito en su abrazo, poder sacar mi libreta, a veces a las once, doce, una, para poder continuar estudiando, levantarme a las 5:00am y continuar el proceso.

Llego dormida muchas veces, luego de un tapón de horas, y opto por tener cada segundo que puedo para estudiar. Pero a veces uno llega con material preparado, y sin haber discutido nada, ya andan diciéndonos que tenemos que entregar para la próxima clase. Hacemos nuestros trabajos con éxito si no trabajamos, si trabajamos en la noche, me encontrarán con una libreta en una esquina mientras hago mis cubiertos o tengo un grupo de quince preguntando por mí, mientras descubro porque el Imperio de Roma ha caído.

No internalizo la información, tengo que volver a releerla, y he perdido el gusto de mi cliente porque no le di un vaso de refresco de las siete veces que me lo pidió.  Muchas veces cuento con el apoyo de mi madre, pero aun así, juro que no es tarea fácil. Lo intento. Me lleno de frustración intentar dar lo mejor de mi y si me pasa alguna situación personal, intentar explicar sin tener una cara de lechuga porque no encuentro valor para explicarme sin que sea una excusa. Porque no debería ser una excusa. Solo intento mantenerme al margen de mis responsabilidades sin sacrificar ninguno de mis lados, específicamente de la cordura.

Mi desahogo viene por dos lados específicos: la modernización (tecnología), y el rol de los profesores en el progreso académico de sus estudiantes. Específicamente cuando ellos son los líderes de estas generaciones que tienen como recurso institutos como estos, que aunque deficientes, son el método para ellos progresar en la vida.

Algunos profesores utilizan varios métodos cibernéticos para que nosotros realicemos nuestros trabajos. Recuerdo cuando me asaltaron a mitad de semestre, con un examen al próximo día y todos mis trabajos que estaban en la computadora y USB se fueron a la verga. Con mi rostro entre lágrimas, vergonzosamente tuve que hablar de algo que no quería hablar y como yo tenia suerte de estar viva, pero no suerte de no tener volver a hacer todos mis trabajos y alcanzar la clase en menos tiempo.

Los textos ya no son tan accesibles como antes, así que el proceso de bibliotecas y adquirir los textos es otro vaivén resumido en veinte vueltas más. Muchas veces repetidas, dependiendo de donde tus profesores quieren que saques el material.

Los programa cibernéticos, correos electrónicos, muchas veces no funcionan de forma efectiva y es triste cuando los profesores no saben simpatizar con la idea y quieren convertirse en ese profesor que todos odian porque es demasiado exigente. ¿De verdad eso es un “goal”? Cuando en realidad, todos estamos en el mismo barco. Yo no cojo beca, por tanto yo reconozco el valor de mi tiempo y mis estudios como para querer apostar en contra de ello. Mi meta es pasar tu clase, por tanto, no me lo hagas difícil. Si el programa falla, si el correo no se quiere enviar, permíteme buscar una alternativa para hacerte llegar las cosas, porque tengo el material y el trabajo disponible, en vez de decir: “tiene que ser así” o “resuelve”. He sabido repetir una clase porque un trabajo no se ha querido enviar y simplemente me rindo al tratar de buscar una alternativa y explicarle al profesor que no quiere ceder. Así esta el sistema: estudiantes repitiendo cursos porque sus profesores no quieren ceder, en lo mínimo.

Hablo de mi y de otros colegas a los cuales me dice: pichea, total, yo la cojo el semestre que viene con otro y sino me doy de baja.

YO no me puedo dar ese lujo, y me lo he dado, por simplemente no querer seguir compitiendo con el hecho de que “otros estudiantes pudieron hacerlo y usted no”. Es una realidad universitaria. Me recuerdo haber llorado, ahogada en mis propios mocos porque un formato de video no era compatible con mi pequeñita RCA Tablet, que me regalaron mis compañeros de trabajo cuando me asaltaron y me robaron la computadora. Los videos no querían subir, primero, borré todo de mi computadora, los pasé a un USB, uno a uno los videos, les cambié el formato, llamé a mami llorando porque no había dormido ni comido y llevaba horas bregando en ello. No había podido ir a la universidad en tres semanas porque ambas  mi hija y yo estuvimos muy enfermas con vomito, diarrea, fiebre, influenza, etc. Y decidí hacer el trabajo del video sola, con ayuda de mis amistades que podrían venir a casa. Terminamos. El video no quería funcionar. No era compatible con mi programa de editaje. Pedí una oportunidad para enviarlo luego lo cual fue completamente denegado, ganándome una F, bajando mi nota en clase. Sin añadir que esas semanas que falté, por no ir al doctor para mí, sino por llevar a mi hija, enfocándome en ella, no serían justificadas, automáticamente bajando mi nota nuevamente.

Reitero que es una carta de desahogo, pero no entiendo el afán de algunos profesores, porque miren que hay muchos, de no querer o permitir que sus estudiantes encuentren alternativas para poder cumplir con sus responsabilidades. El punto de toda esta experiencia es que hagamos las cosas, que aprendamos, que crezcamos y para muchos, crecer en la vida es cerrando la puerta en la cara porque no llegaste a tiempo, para probar un punto de responsabilidad.

Pero llegué. Pero aquí estoy. Pero lo hice.

Porque la responsabilidad muchas veces va de la mano con la competencia y la vida no debería serlo. Quizás por eso, aunque estoy estudiando Literatura, no podría ser educadora en un instituto, porque no me veo cohibiendo a seres que solo quieren superarse en la vida, solo porque la vida esta tan sistematizada, que me lo exige a mi como educador. No tengo la capacidad de jugar con el tiempo, dinero, e intelecto y muchas veces deseo de otros seres que solo quieren pasar tu bendita clase porque le es requerido para quizás algo mas grande. En donde no es su enfoque, pero lo tiene que hacer. En donde no es de su interés, pero lo hacen de igual forma. Y no me confundan, he tenido profesores excelentísimos educadores, pero que no joden tanto al final del día.

Cierro mi punto,
Saludos.