Perdida en un abismo sorprendente. No sé que más hacer y lamentablemente
se me están vaciando las ideas. Debo planear con anticipación para no quedarme
estancada. Tantas cosas que hacer… Tantas maneras de crecer y sin embargo el
motivo que me empuja, la motivación viene siendo falta de privilegios por un
error fuera de mi alcance. No me lo busqué, ni decidí de un principio que ese
sería el resultado, sin embargo así sucedió y ahora pago unas consecuencias
injustamente. Me tienen bajo encierro, detrás de una celda invisible, pero con
un seguro irrompible. Llega otro a caer en mi error y no le dan mis consecuencias. La vida es así. Injusta,
ciega, estúpida, absurda… Tal vez solo para aquellos que desean realizar un
cambio. Siempre aparecen obstáculos para aquel que quiere aprovechar al máximo
esta serie de recuerdos llamada vida. Ahora no hay nada más que hacer que
esperar y por eso me molesta. El esperar me perturba instantáneamente porque mi
vida no es para perderla, sino para realizar cosas grandes y sorprendentes,
siempre pensando que lo que me queda es hoy. El mañana es una posibilidad y el
ayer fue un recuerdo. Mientras veo que la vida me pasa por delante, pierdo el
tiempo en repetir la rutina de siempre: levantarme y esperar a que otro día mas
pase. Hasta que llegue la universidad a tentarme con oportunidades que
probablemente no aprovecharé por miedo. Este maldito miedo. Es el mismo que me
tiene tras la celda invisible y esclava de la rutina
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