Realicemos
una retrospectiva dirigida: en donde te escandalizas por mi ausencia en los
parámetros cibernéticos. Sobre como no estoy, como si no hubiera
estado por el resto de tus días. Pero es que acaso, ¿qué esperabas o
pretendías? Si dices conocerme, conoces a plenitud mis razones. Si piensas que
me dramatizo sobre mi falta de inteligencia, pienso entonces que eres poco
observadora y que tus intenciones con quien amas no son completamente sinceras.
Porque amas demasiado rápido, confías demasiado rápido,
y perdonas demasiado rápido. Vives sincronizada con la ideología de que todo
debe ser a tu conveniencia y que todos debemos marchar al ritmo que dibujes.
Puesto que todos cometemos errores menos tú, porque hablas de ser honesta y
hablar las cosas a pie de letra y en mes me confronto con un mensaje dirigido a
quien este dispuesto a escuchar, disfrazado entre sonrisas para querer
ridiculizar como yo me he comportado.
Pero si me heriste.
Me cuesta admitir que me sentí herida y aunque tu
intención dices no querer hacerlo, lo hiciste. Porque si no quisieras herirme,
no actuarias a favor de la ruptura. Puedes llamarlo ridículo, insensato,
alocado, mientras te susurran en los oídos que continúas teniendo la razón y
deberías dejarlo ir.
Yo lo iba a dejar ir. Hasta que leí tu burla.
La razón por la cual contemplo entre las sombras
silenciando mis deseos de enviarte una nota que te explique en exactitud porque
me heriste y porque nunca estará bien para mí.
Porque ella vino después.
Porque era una promesa.
Porque confías con tu vida en seres que llegaron
anteayer.
Y yo no soy persona de echar cosas en cara.
Pero hoy si quiero echártelo en cara:
mi rubia hondureña,
con ojos esmeralda que,
trazan miradas de con prensión,
que hacen bien.
hoy tus ojos tiñen color rojo.
veo tu dolor,
por traer vida a quien te dará vida.
luego de falsas positivas,
días de espera y sangre entre dedos,
al tocar tu apertura.
tu nariz blanca y de mulata,
se abre en busca de una respiración fallida
sostengo tu mano.
te aseguro que estoy aquí,
que pase lo que pase, estoy aquí,
como estuve a tus cuatro años,
como estuve cuando de ti se burlaron,
como estuve cuando te violaron,
como te sostuve cuando los tumores te quitaron,
como estuve cuando falleció tu violador,
a quien le guardo rencor.
me sostuve cuando decidiste perdonarlo,
y en todo lo demás, te voy a sostener.
Te suelto un poco para probarte si esto es más fuerte
de lo que dices creer. Porque yo estuve y no significó cederme un espacio
importante para mí, más que de nadie, hacia ti. Por no confiarme con lo mas
preciado que hoy tienes en tu vida. Porque mi amistad se vio intacta siempre
hasta que esa pequeña acción simulaba que cualquier podría ocupar ese espacio.
Porque, aunque ella estuvo ayer, yo siempre estuve y aunque en distancia, estaré.
Si, me heriste, aunque no quisiste, pero queda otra cosa por decir.
Si supiste perdonar a quien te destrozo la vida,
sabrás perdonarme a mí por desaparecerme unos días. No hacen falta estados
públicos para llamar la atención.
Ridiculízame si quieres, pero aunque metafóricamente
tapamos el dedo con el sol, no somos lo suficiente grandes para ocasionar el
eclipse.