Wednesday, January 31, 2018

Pánico

Inicialmente, te percatas del mundo a tu alrededor. Te percatas de quien eres como ser humano y lo diminuto que se vuelve tu vida…
Puedo observar más allá de mi visión periférica y sin embargo, en cuestión de segundos, el universo se vuelve tan pequeño... Larga vida que llevo, insignificante. Las paredes (esas cuatro paredes) se vuelven más cuadradas, más rectas, más estables y firmes. Las paredes se elevan, creando un escape imposible y la poca luz que existe, desvanece como eclipse solar. Puedo sentir mis glándulas salivares fallecer, mi garganta secarse y mi pecho apretarse. El aire no fluye, respiro el aire ajeno, aire que ahora comparto y que no llega en su plenitud a mi sistema.
La luz desvanece completamente; quedo atrapada en una manta de carbón donde no es reconocido mi esfuerzo por salir. Me consume dentro del vacío y la densidad me absorbe como tierra movediza. La oscuridad y yo nos convertimos en uno. No logro salir y no porque no quisiese, sino porque no sé como hacerlo.
No puedo evitar el llorar; por pena a mí mismo, por ser un simple mortal y poseer una imperfección de la cual se me culpa, que pesa más que mi voluntad, que me bloquea sobre cualquier cosa. No le deseo a nadie esta angustia injustificable y este deseo reprimido de estar en paz con mi alma. Os prometo que no lo puedo controlar. Tengo deseos de restrellar contra las paredes y correr hasta que mis piernas no puedan con mi peso, de buscar ese tan  ausente aire en el lugar más natural que pueda encontrar.

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