La consciencia ambiental es un tema que se ha tocado
por varios años, últimamente con más urgencia que nunca ante los diferentes
cambios climáticos extremos que se han presentado.
Estos cambios climáticos extremos nos afectan
en todos los sentidos, nosotros nos enfocamos por el momento en el aspecto alimenticio.
Varias catástrofes nos han dejado casi sin recursos. Las inundaciones ahogan la
vegetación, los efectos del cambio climático procrean la creación de más
espacios urbanos que eliminan los espacios de vegetación, por ende eliminando
los espacios para agricultura. Por otro lado tenemos algunos terremotos que
crean, al igual que algunas inundaciones, los inmensos deslices de terrenos,
dejando a personas sin hogares.
Además de todo esto, tenemos entonces las
listas que se crean por el Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO) de
objetos de primera necesidad al ocurrir una emergencia.
Esto es una parte esencial de la consciencia
alimenticia. Podemos hablar de la consciencia alimenticia a la hora de
compartir un hogar o la misma a la hora de verificar que opciones son mas
viables para nuestra propia salud, si la que proviene de una agricultura, ¿o la
de un Buger King o McDonald’s?
En ocasiones nuestra consciencia alimenticia
(lo que debemos comer o no) puede ser aplicada desde otras perspectivas que
opinan que puede ser lo necesario para uno a la hora de una emergencia, pero
ese no es el punto.
¿Cuántos de los puertorriqueños realmente no
atacan a los múltiples supermercados a la hora de una emergencia? En Puerto
Rico lamentablemente cualquier tipo de situación, ya sea económica o ambiental,
que es la que mas se nota, se convierte en una excusa o en un pretexto para
olvidarse de la solidaridad, de la unión, de la sociedad y de la consciencia solo por correr tras unas
latas de salchicha que estarán durante el supermercado probablemente todo el
año, pero en ese momento solo me
pertenecen a mi.
En un suceso lamentable, y en ocasiones se
convierte en bochornos y pasmes ajenos el ver por las noticias a los millones
de puertorriqueños que se insultan y hasta matan por una bolsa de hielo, por
una lata de salsa de tomate y hasta por una botella de agua.
Es un término psicológico, cierto es. No
cuesta nada el pensar de una vez por otros como puertorriqueños en vez de por
lo que soy y debo tener. Es un caos cada vez que ocurre una emergencia y aunque
muchos lo critican, la mayoría continua con la situación.
No cuesta nada reflexionar sobre este hecho y
ver que esta mal, que esta situación
en una sociedad que debería de ir al progreso esta demás y que sin importar
cuan grande se crea que se la necesidad de volar hacia un supermercado solo
porque viene una tormenta tropical, se debería utilizar la consciencia
alimenticia para ver que cosas no hacen falta en realidad.